miércoles, 22 de enero de 2014

El hijo del viejo

     Hace rato que amaneció ya, los rayos del sol entran entre las rendijas del rancho y lastiman los ojos del viejo, o mejor dicho del ojo bueno que le queda al pobre…
El patrón  se dio una vuelta el sábado pasado y le había dejado paquetes con mercadería, allí estaba aun sin abrir, y ya era miércoles.
       El viejo se estaba abandonando, quería dejar de vivir, no aguantaba ese antiguo dolor , un dolor mas grande del que un hombre  puede soportar… y no es la perdida del ojo –eso no es na’- solía decir en el bar con unas cañas de mas-con gusto daba lo’tro ojo con tal de tener a m’hijo- la paisanada del lugar siempre se quedaba muda cada vez que el viejo se mamaba, era su desahogo, de esa manera largaba un poco del dolor que sentía-si lo estoy viendo, canejo- y esbozaba una sonrisa y su único ojo brillaba de orgullo-enlazaba como naides los toros bravos- tenia una cancha el sotreta—siempre al jrente e’tuitos los demás, era líder m’hijo, el mejor era m’hijo, por eso termino ansina, en la flor e’la vida,¿Por qué Tata Dios? ¿Por qué m’hijo y no yo?, yo que soy un viejo, ¿pa’que puedo servir?, mi muchacho en cambio tan corajudo, heroico, bravío-.Los paisanos se miraban y murmuraban-oiga don-le dijo un hombre que andaba con una taba entre las manos-lo que hizo su hijo tiene un gran valor, debe  sentirse orgulloso de el, le salio de adentro dar la vida, es un hecho que enaltece su recuerdo-
El viejo lejos de alegrarse estallo en gritos de furia-no diga pavadas ¿quiere?-lo que uste’me dice no vale na’ni la patria ni la medalla que me dieron, pa’un padre na’ esas  cosas vale la vida e’un  hijo- y se puso a llorar como un chico el viejo.
    La gente enmudecida…el tipo que hablo abandono el juego de la taba, se sentía muy mal, asíque agarro su vigüela y se fue del lugar con la cabeza gacha.
    Era entrada la madrugada cuando el viejo iba doblado por la pena y la ginebra, había salido del bar, despacito llego hasta el rancho, como pudo, a tientas, pero llego. La noche como bóveda estaba con mas estrellas que nunca, brillaban las condenadas, como si quisieran acompañar los pasos del viejo…así fue que llego guiado por su instinto, abrió la puerta del rancho…fue directo al ropero y saco de ahí una cajita y un uniforme, torpemente se vistió con esos trapos, le quedaba holgado el pantalón, su hijo era mas corpulento que el, la chaqueta tenia unos agujeros alargados, el viejo beso los rasgones en la tela y se lo puso, saco de la cajita una medalla, la miro y escupió al piso…-m’hijo por este metal- dijo, y se dirigió a la ventana, miro las estrellas una vez mas y se tiro en la silla raida..
      Cuando el sábado vino el patrón encontró los paquetes intactos del sábado anterior, y también al viejo muerto desde hacia días, no se sorprendió el hombre, pero le dio mucha tristeza, los ojos se le humedecieron, y al salir del rancho el peón que quedo en el sulky le pregunto-¿se murió el viejo don?-si guri, esta muerto-uy don, uste’lo quería mucho al viejo?-claro que lo quería muchacho, como no quererlo?-que en paz descanse  porque en vida no pudo -desde esa batalla en que su hijo ofreció la espalda a la bayoneta, el viejo jamás fue el mismo-el pibe se queda pensando y luego pregunto-¿y quien era el hijo del viejo don?-el hombre mira el suelo, la tierra esta seca, y hay olor a lluvia a lo lejos, una  tormenta se aproxima por el norte…-¡don!- repite el muchacho-discúlpame guri-dice el patrón con un hilo de voz pero así y todo firme el hombre dice-el Sargento Cabral, guri, el Sargento Cabral era el hijo del viejo-


Simple recuerdo para un personaje de nuestra Historia argentina, sólo  eso...

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